martes, 22 de mayo de 2018


Reto: Cambia un Final.
 

 

Tenemos aversión al sufrimiento. Todo aquello que guardamos en nuestro recuerdo cargado de sufrimiento tendemos a evitarlo. Lo curioso es que nuestra percepción de la realidad está siempre alterada, no es ecuánime con lo que realmente aconteció, el desenlace final determinará si lo catalogaremos como bueno o malo.

 

Os pongo varios ejemplos para que lo visualicéis:

-          Una excursión a la sierra de Gredos discurre de forma maravillosa, disfrutamos de nuestros amigos, de una conversación agradable, del sol, de la comida, nos reímos un montón pero al terminar el día, los últimos quince minutos tenemos una discusión tensa con nuestro marido, hijo o amigo o sucede algún contratiempo de riesgo

La grabaremos como un día terrible, las 12 horas de placer previas desaparecen del mapa.

-          Salimos a aprender a montar en bici, esquiar, saltar en paracaídas o cualquier otra actividad de riesgo y lo logramos poco a poco, nos sentimos triunfadores pero… al final tenemos una caída. Nos vamos a casa con sensación de derrota y no queremos volver a intentarlo.

Esto fue lo que me sucedió a mi por ejemplo intentando hacer mis pinitos con el triatlón, salí hace unos años en bici con los chicos por la casa de Campo, me puse por primera vez unas calas. La salida fue increíble (ahora lo veo) pero al final se nos hizo de noche, había  una zanja tremenda traté de bajar de la bici y las calas se me engancharon, me caí. Conclusión: Decidí que lo mío era sólo el running y ese día lo archivé como experiencia digna de no volver a repetir.

-          Una película fantástica, con una trama que engancha nos tiene conectados sin pestañear. El final nos decepciona porque termina sin sentido. La crítica que haremos de la película será negativa, hemos perdido el tiempo.

Seguro que vosotros ahora podéis volver atrás y recordar muchos acontecimientos similares. Nuestra percepción de  la felicidad se rige por las mismas pautas, jamás coincide la que anticipamos, con la que vivimos ni con la que recordamos.

 

La buena noticia es que conociendo este mecanismo podemos jugar con él para que juegue a nuestro favor. Alteraré mis finales para no derrotarme en mis proyectos y poder persistir en ellos.

 

Os voy a contar un experimento curioso que se hizo hace uno años en un hospital de Canadá para ver si se podía alterar el recuerdo. Entenderéis lo alucinante que es el hombre y cómo podemos usar estos pequeños “gaps” o errores en nuestro beneficio....

            Hasta hace poco las colonoscopias eran bastante molestas porque se hacían sin anestesia. Los médicos comprobaban que aunque eran fundamentales en la prevención del cáncer de colón no conseguían que la población de riesgo las repitiera con la frecuencia necesaria. La gente se hacía una y no más Santo Tomás.

Decidieron hacer la prueba de cambiar el FINAL. Es decir extendían la duración de la colonoscopia 5 minutos más pero con la diferencia de que los dejaban simplemente tumbados sin hurgar haciéndoles creer que todavía era  parte de la prueba.

Los pacientes al ser interrogados sobre la molestia de la colonoscopia recordaban principalmente esa  última parte y contestaban: “bueno un poco desagradable pero no fue para tanto”. Mientras que al preguntar a los que no se les había alargado esos 5 minutos, respondían que fue terrible, insoportable. El dolor había sido el mismo, incluso el de los primeros peor porque duró 5 minutos más aunque más leve. Al cambiar este pequeño detalle consiguieron subir el número de repeticiones de esta prueba.

 

            Razonemos sobre esto: Si cambiamos nuestros finales, nuestra vida mejora.

            Hagámoslo, ese es nuestro Reto de hoy.

 

-          Mis días de entrenamientos los programaré conscientemente. Seamos inteligentes:

a)      Si son series, las últimas serán siempre más ligeras

b)      Si es una tirada larga, pararé antes de agotarme,  me quedaré con la sensación de “podría haber hecho más”.

 

-          Si estoy a dieta: guardaré el bocado más rico para el postre, terminaré cada comida con un regalito sano que engorde un poco pero no tanto o con un café o té con un aroma especial.

-          Si estoy teniendo una discusión acalorada con un amigo, hijo o compañero de trabajo, cerraré la conversación con una broma o una sonrisa, para no guardarle rencor o poder volver a retomarla con ganas.

-          Si estoy estudiando algo complicado o realizando un trabajo duro, cerraré el día con la parte más amena sino me costará Dios y ayuda volver a sentarme..

 

Estamos en el siglo XXI y hemos descubierto que el ser humano no es tan racional como creemos en su toma de decisiones. Tenemos pautas erróneas comunes que todos repetimos y que desvirtúan nuestra percepción de la realidad y de nuestros deseos. Lo divertido es que si las destapamos Conscientemente y jugamos con ellas dándoles la vuelta nos servirán para poder extraer ese maravilloso potencial que todos llevamos dentro y que nos capacita para lograr cualquier Gesta que nos propongamos.

 

¿Por qué sólo se estudia el proceso de toma de decisiones dirigido a las inversiones financieras, la política o la manipulación del consumidor?

Nosotros lo utilizamos para el deporte, para la superación personal y para la consecución de nuestras metas. Porque nos interesa únicamente lo que eres y puedes llegar a ser. Nos nos importa lo que votas, lo que compras ni donde inviertes

Únete a nuestro Proyecto Walden, aprendiendo a destaparlas y practicarlas en el movimiento.

Pilar Amián

Cofundadora del Método Walden.

pamian@metodowalden.com

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