RETO 31.- ABRE BIEN LAS VENTANAS.
En Walden queremos que hagáis la
transición de runner a leader.
Un líder que sencillamente influya
en su entorno porque transmite las dos Cs:
Coherencia
y Confianza.
Un buen padre es la imagen más
bonita de mi líder.
Os
presento a una Walden Leader:
Madre
de tres chicos adolescentes muy inteligentes y por ello provocadores. La semana
pasada cenando su padre les estaba soltando un” speech” tremendo sobre los
buenos modales y el mediano lo miró intensamente a la cara y le dijo: “Papá, tú
hablas mucho pero tus hechos no siguen a tus palabras; mamá es nuestro modelo porque ella siempre hace lo
que dice”.
Nos observan y aprenden, debemos
trabajar por ellos nuestras dos Cs.
Nuestra postura ya empieza a
delatarnos
¿Cómo caminamos por la vida?
Veamos: - Los hombros elevados para tocar los lóbulos
de las orejas.
-
Las escapulas separadas y los brazos agarrotados con los puños apretados listos
para boxear.
- El
pecho cerrado protegiendo el corazón de cualquier agresión externa.
El lenguaje que comunicamos al
mundo es el de: “ni te atrevas a acercarte”; y a nuestros hijos de: “espera que
estoy muy ocupada luchando”.
¿De qué nos defendemos?
Abramos las ventanas, que entre el
aire fresco y salgan las tensiones.
Los pinzamientos de cervicales, las
migrañas y las mil versiones de dolores de espalda tienen fijo su origen en esta postura.
Os recomiendo el libro “El desierto
de los tártaros” del escritor italiano Dino Buzzati. El protagonista se pasó la
vida preparado para defenderse de una invasión que jamás llegó.
El Walden Running requiere correr
con las ventanas abiertas:
Postura del árbol, elevamos la
mandíbula, miramos al cielo, giramos la llave de contacto y…..:
- Alejamos
los hombros de las orejas, relajamos las cervicales, unimos ligeramente las
escápulas y abrimos los brazos para que nos despejen el camino. ¿De qué sirve
girar el pomo de las ventanas sino abrimos los cristales a tope para que entre
bien la luz?
Nos ponemos delante del espejo,
visualizamos que llevamos un saco de naranjas en cada brazo tirando de nuestros
hombros hacia abajo y … las soltamos, ufff que maravilla, pero los hombros sólo
suben ligeramente, felices de haber soltado el lastre.
Y por último, recordad, el corazón
debe estar siempre despejado, no puede haber ni manos ni brazos tapándolo, para
que todo aquel que se os cruce por el camino sepa que:
Tu
pensamiento, tu sentimiento y tu acción son una misma cosa: las dos Cs
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