RETO 32.- QUE LA FUERZA OS ACOMPAÑE.
¿Habéis reflexionado alguna vez sobre el hecho de que las personas más “fuertes” son muy débiles físicamente?
Las imágenes más ilustrativas son las de Ghandi y la madre Teresa de Calcuta, su cuerpo era tan frágil como una ramita de bambú.
He buceado fascinada en sus autobiografías alentada por descubrir su secreto, el origen de esa energía incombustible que les capacitó para salir incluso más reforzados de cada ataque externo:
Una seguridad y confianza inquebrantable en su proyecto: Fe.
La fe mueve montañas, la fuerza física sólo a aquellos granitos de arena carentes de esperanza.
La fatiga es muchísimas veces un espejismo (salvo casos clínicos) originado por el desaliento: La falta de fe en lo que estamos haciendo.
Todos nacemos con el Don de la Fuerza, nos acompaña, cosida a nuestras entrañas, esperando que acerquemos una cerilla para reactivarse. Los orientales le llaman Chi, es la energía que bebe del universo, del TAO; la sitúan en el centro del cuerpo o core. Este punto se encuentra entre el ombligo y la columna vertebral, es nuestro centro de gravedad.
Sólo debemos esforzarnos por hallar nuestra cerilla: la fe en lo que queremos.
Os propongo que os hagáis esta pregunta todas las mañanas: ¿Qué quiero?
Walden quiere EL CAMBIO y ¿vosotros?
Cito al filósofo que inspira el Método, Thoureau: “ Fui a los bosques porque quería vivir con un Propósito; para hacer frente sólo a los hechos esenciales de la vida, por ver si era capaz de aprender lo que aquella tuviera por enseñar, y por no descubrir, cuando llegase mi hora, que no había siquiera vivido.”
No habrá jamás cambio sino es a través del movimiento.
Mi propósito es Cambiar (crecer), mi cerilla es la Fe en el movimiento.
“Corro porque quiero vivir con un propósito; para descubrir los hechos esenciales de la vida, aprender lo que aquella me pueda enseñar, y por no descubrir, cuando llegue mi hora, que no he siquiera vivido.”
El movimiento estimula la circulación sanguínea, favoreciendo el acceso de las moléculas de oxígeno hasta el último rincón del cerebro; éstas reactivan el sistema nervioso central quien por medio de impulsos transmite este mensaje a todo el cuerpo: “Despierta, Vive, Cambia, Crece…”..
La fuerza en el Walden running está en nuestro centro.
El depósito de gasolina se encuentra en el core y el músculo que lo sostiene es el PSOAS. (Ver la imagen)
En la medida en que los utilicemos a ellos y no a las piernas, seremos o no incombustibles.
Probad a estar un buen rato de pie apoyándoos sobre las piernas y notaréis cómo tenéis que ir cambiando alternativamente vuestro apoyo de una a otra, agotados. Repetid la experiencia descargando vuestro peso sobre la zona de las caderas: adelantáis la pelvis sin doblar el psoas y flexionáis un poco las rodillas, resistiréis así mucho más tiempo.
LINEA DE SALIDA: Visualizad una burbuja de gasolina en el interior del abdomen:
- - Inspirad llevando las moléculas de oxígeno al core adelantando la pelvis con cada inhalación. (Quietos todavía no hemos salido sólo estamos acercando la cerilla)
- - Apretad el gatillo con la expiración y ahora si: pummm se enciende la llama que os empuja desde las caderas y salís disparados sin apenas esfuerzo.
Extraigamos nuestra fuerza de los músculos internos, dejemos las piernas a Goliat.
¿Habéis reflexionado alguna vez sobre el hecho de que las personas más “fuertes” son muy débiles físicamente?
Las imágenes más ilustrativas son las de Ghandi y la madre Teresa de Calcuta, su cuerpo era tan frágil como una ramita de bambú.
He buceado fascinada en sus autobiografías alentada por descubrir su secreto, el origen de esa energía incombustible que les capacitó para salir incluso más reforzados de cada ataque externo:
Una seguridad y confianza inquebrantable en su proyecto: Fe.
La fe mueve montañas, la fuerza física sólo a aquellos granitos de arena carentes de esperanza.
La fatiga es muchísimas veces un espejismo (salvo casos clínicos) originado por el desaliento: La falta de fe en lo que estamos haciendo.
Todos nacemos con el Don de la Fuerza, nos acompaña, cosida a nuestras entrañas, esperando que acerquemos una cerilla para reactivarse. Los orientales le llaman Chi, es la energía que bebe del universo, del TAO; la sitúan en el centro del cuerpo o core. Este punto se encuentra entre el ombligo y la columna vertebral, es nuestro centro de gravedad.
Sólo debemos esforzarnos por hallar nuestra cerilla: la fe en lo que queremos.
Os propongo que os hagáis esta pregunta todas las mañanas: ¿Qué quiero?
Walden quiere EL CAMBIO y ¿vosotros?
Cito al filósofo que inspira el Método, Thoureau: “ Fui a los bosques porque quería vivir con un Propósito; para hacer frente sólo a los hechos esenciales de la vida, por ver si era capaz de aprender lo que aquella tuviera por enseñar, y por no descubrir, cuando llegase mi hora, que no había siquiera vivido.”
No habrá jamás cambio sino es a través del movimiento.
Mi propósito es Cambiar (crecer), mi cerilla es la Fe en el movimiento.
“Corro porque quiero vivir con un propósito; para descubrir los hechos esenciales de la vida, aprender lo que aquella me pueda enseñar, y por no descubrir, cuando llegue mi hora, que no he siquiera vivido.”
El movimiento estimula la circulación sanguínea, favoreciendo el acceso de las moléculas de oxígeno hasta el último rincón del cerebro; éstas reactivan el sistema nervioso central quien por medio de impulsos transmite este mensaje a todo el cuerpo: “Despierta, Vive, Cambia, Crece…”..
La fuerza en el Walden running está en nuestro centro.
El depósito de gasolina se encuentra en el core y el músculo que lo sostiene es el PSOAS. (Ver la imagen)
En la medida en que los utilicemos a ellos y no a las piernas, seremos o no incombustibles.
Probad a estar un buen rato de pie apoyándoos sobre las piernas y notaréis cómo tenéis que ir cambiando alternativamente vuestro apoyo de una a otra, agotados. Repetid la experiencia descargando vuestro peso sobre la zona de las caderas: adelantáis la pelvis sin doblar el psoas y flexionáis un poco las rodillas, resistiréis así mucho más tiempo.
LINEA DE SALIDA: Visualizad una burbuja de gasolina en el interior del abdomen:
- - Inspirad llevando las moléculas de oxígeno al core adelantando la pelvis con cada inhalación. (Quietos todavía no hemos salido sólo estamos acercando la cerilla)
- - Apretad el gatillo con la expiración y ahora si: pummm se enciende la llama que os empuja desde las caderas y salís disparados sin apenas esfuerzo.
Extraigamos nuestra fuerza de los músculos internos, dejemos las piernas a Goliat.
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