sábado, 18 de agosto de 2018


RETO 35.- ¿Y si Cocináramos con Guantes de Bóxeo? Los pies.

¿Qué absurdo verdad?
Pues no lo es tanto porque exactamente eso hacemos casi todos al caminar o al trotar. Nos ponemos un calzado tan almohadillado al correr o tan incómodo al caminar que anulamos los pies confiando en aquel: “- ojo calzado, yo desconecto, ocúpate tú del terreno.”
Desenchufamos los sensores de posición y el cerebro, al dejar de recibir la información de estos radares, deja de controlar la postura.

Os reto a que salgáis a correr y comprobéis cómo éstos apenas llevan la carga de nuestro movimiento; ésta descansa bien sobre nuestras piernas, bien sobre los hombros cuando nos agachamos o bien sobre la cabeza cuando la adelantamos como si fuéramos toros embistiendo.
Usad los pies.
Delegad la misión de la carga a vuestros sensores de posición, tantear la superficie del terreno con vuestras plantas y arrastrarlo hacia atrás como si la corteza de la tierra se pudiera desplazar; así liberaréis a las piernas y a las rodillas. El árbol (o la farola) tiene que llegar a ti, lo acercas con las plantas de los pies, no eres tú quien lo alcanza.
Al trotar sólo dos ejes sostienen el cuerpo: las caderas y los pies.
El resto va “blandiblu”.
Estos dos ejes están conectados directamente, ninguneando a las piernas, que están ahí sólo para enzarzarlos.
Simplemente al caminar ya cometemos ese error, en vez de acariciar el suelo con la planta del pie, tiramos del antepié hacia arriba elevando el zapato y encogiendo el pie. La consecuencia de este movimiento, que hacemos también al trotar, es que el pie se desploma al descender, como un martillo, de golpe sobre el suelo: “Chop”
Parecemos Panzers de combate anunciando a bombo y platillo nuestra llegada o buscadores de petróleo perforando California.
Cuando veo trotar así a muchos runners me pregunto cómo consiguen después del “chop” salir del hoyo y seguir avanzando. Pienso: - “ufff, qué terrible esfuerzo a cada paso, ¡¡por eso llevan esa cara de sufrimiento!!”
                Pongamos nuestra intención (mente) en los pies para restablecer la conexión del sistema nervioso.

Dios nos hizo perfectos, a su imagen y semejanza.
Todo lo calculó minuciosamente de modo que para subsistir en esta selva nos proveyó de unos increíbles dones o capacidades con infinitos poderes.

¿Por qué los enterramos o incluso los usamos para perjudicarnos a nosotros y a los demás?
El Método Walden os anima a que los desempolvéis y los canalicéis en mejorar vuestra vida, la de los demás y, por supuesto, Nuestro Running:
- la capacidad de Respirar, Pensar, Sentir, Movernos e Imaginar.

Próximos Talleres el 8 de Septiembre (Iniciación al WR) y el 22 de Septiembre (Desarrollo de los “dones” On The Road).
Pilar Amián
Creadora del Método Walden
pamian@metodowalden.com


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