lunes, 4 de junio de 2018


El Reto de Hoy: Puedo no tener razón.

 

Defendemos contra viento y marea todo aquello que adoptamos, aunque lo hayamos cogido al vuelo y por casualidad. Le colocamos el “Mi” delante, lo anclamos en nuestro cerebro y si nos lo cuestionan peleamos por ello como gato panza arriba

            Mi casa, mi colegio, mis hijos, mis opiniones, mi dieta, mi juicio y mis elecciones se transforman en dogmas de fe que nadie jamás puede cuestionar, aunque sus razones sean mil veces más auténticas que las nuestras.

            Este determinante posesivo le otorga el calificativo para siempre de “lo mejor”.

 

            De cualquier forma, jamás podremos saber si son mejores o no porque desde el momento en alguien amenaza nuestra posición, bloqueamos el canal de recepción de información y abrimos el canal de búsqueda de justificaciones extremas sobre nuestra postura.

                       

Yo me propongo retos pequeños  que comparto con vosotros casi cada día, pero el que gobierna todos y cada uno de ellos es el de “aprovechar la mínima oportunidad para aprender de los demás.” Si me cierro a otras razones, pierdo mi cruzada.

 

            Mi temperamento, pasión y probablemente soberbia, me llevaron durante muchos años a cometer ese tremendo error. Me enzarzaba en largas discusiones tratando de cambiar la opinión del contrario y defendiendo apasionadamente la mía. El resultado final siempre era el mismo, ni convencía al otro ni sacaba el menor provecho de ese tiempo invertido más allá del consumo de adrenalina.

 

            El Walden Running, sorprendentemente me ha ensañado esto.

            Recuerdo en los comienzos del Walden Running cuando Raúl me cuestionaba algunos de mis dogmas de fe sobre la zancada o la cadencia de la respiración en las cuestas, por ejemplo, me sentía atacada en mi posición. Yo ni siquiera le escuchaba.

            No obstante, se enfrentaron dos fuerzas muy potentes: una mi pasión por el running y nuestro proyecto Walden; otra, mi soberbia por defender mis opiniones.

            El amor siempre gana la batalla.

            Una madrugada, en silencio por no reconocérselo a Raúl, salí a probar su teoría.

            Bingo, él tenía razón. El Método Walden creció, yo crecí y descubrí lo maravilloso que es nutrirte de los conocimientos y opiniones de aquellos que nos rodean. Aprendí que “puedo no tener razón” y lo más duro: “reconocérselo a los demás, en este caso Raúl.”

            ¿Pero por otro lado, no es fantástico estar con gente que piense de otra manera?

            Cito a Dale Carnegie en su libro How to win friends and influence people”-: Cuando dos líderes piensan igual, uno sobra. (Warren Buffet dijo que este libro escrito en 1.936 le cambió la vida, os lo recomiendo)

            Probad a escuchar atentamente antes de saltar, olvidaros de vuestros juicios, meteros en la piel del otro, cuestionaros vuestras opiniones y si no os convencen, mantened las vuestras.

            Yo debo confesar, que siempre, absolutamente siempre, mis opiniones se han visto enriquecidas por las de los demás, aunque no las adoptara al final.

 
Pilar Amián.
cofundadora del Método Walden.
Os esperamos los jueves en el Retiro
pamian@metodowalden.com

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