Reto 42.- Siento, luego Pienso, luego Existo
Mi pequeñín, César, padeció asma hasta sus tres añitos. Me acostumbré a dormir con la puerta de mi dormitorio abierta para sentir el sonido de su respiración. Aprendí a detectar por su cadencia cualquier ataque de asma antes de que éste se desencadenara, gracias a eso me ahorré muchos viajes al hospital. (Hoy es un Walden Runner!!)
Es curioso cómo reconocemos el más mínimo aviso de que algo va mal en nuestros hijos y sin embargo nuestras propias señales las ignoramos.
Confiamos en la tecnología y en los médicos para ese trabajo y nos colocamos unos tapones.
Nos hemos hecho tan insensibles que vivimos sordos a las señales de nuestro cuerpo; tiramos hacia delante llueva o truene y cuando éste protesta no lo entendemos.
Si escucháramos su mensaje diría:
- “ Te avisé mil veces, te dije que no podía más, que pararás y tú dale que dale ni caso, seguías trabajando, protestando, quedándote despierto hasta las mil, haciendo más de lo que podías…. Entonces decidí gritar para que pararás y en vez de eso me tapas la boca con un analgésico; aun así logré sobreponerme y conseguí anular su efecto, grité más fuerte y me das doble ración de calmantes. Lo siento ya me he cansado dejaré que salga el sol por Antequera y que sea lo que Dios quiera, si mutan las células, se mueren o se inflaman yo no soy culpable”.
Ya no somos capaces de oír este mensaje. No detectamos un ataque de ansiedad hasta que no estamos a punto de ahogarnos, ni una situación de estrés hasta que se hace crónica. Incluso las lesiones en el deporte hablan antes de producirse. Hemos desconectado el circuito neuronal que recibe las señales y las envía al cerebro.
Debemos volver a Sentir.
Walden trabaja el centro de activación de los mensajes del cuerpo.
Quitamos las telarañas de nuestros sensores cerebrales y pasamos la mopa por los cristales de nuestra retina interna. Tratamos de recuperar su Sexto Sentido.
¿Cómo lo hacemos?
a) Realizamos un escáner corporal a través del Walden Runfulness:
Recuperamos la localización de los músculos del cuerpo, el sonido de la salud es el silencio. Aprendemos a distinguir su suave nota musical (como hacía yo con la respiración de mi hijo César) antes de que se transforme en un sonido desafinado precursor de una lesión física o psicológica.
b) Perseguimos la armonía interior:
Cerramos los ojos y cosemos desde dentro el movimiento de nuestros músculos con la respiración.
Queremos acunar el descanso de nuestro cuerpo, de modo que nuestro movimiento sea relajado, esto es, que no se transforme en un brusco empujón que les tire de la cama sino en un suave balanceo que les perpetúe en los brazos de Morfeo, en paz.
El Qi Gong nos sirve de herramienta para armonizar en nuestro movimientos el sentimiento, el pensamiento y la acción.
c) Corremos en la baldosa:
Pasamos al movimiento sin distracción. El objetivo es aprender a escuchar a nuestros hijos, - los músculos o los sentimientos- , aunque estemos trajinando por la casa, esto es mientras trotamos.
No son nuestros ojos los que determinan la Postura ni nuestra voluntad, sino nuestras sensaciones.
Chicos, el Walden Running nos ayuda a averiguar qué está ocurriendo dentro.
Si no les preguntamos a nuestros amigos cómo están, ellos no nos lo van a contar. Probad y veréis cómo os lo agradecen.
Preguntadle a vuestras células:
- ¿Estoy triste, me siento cansada, tengo un nudo en la garganta, presión en el corazón o tengo como una bola de fuego en el estómago?
El movimiento nos da el valor, la energía y la resolución necesaria para mejorar nuestra vida.
Ven a Walden
Mi pequeñín, César, padeció asma hasta sus tres añitos. Me acostumbré a dormir con la puerta de mi dormitorio abierta para sentir el sonido de su respiración. Aprendí a detectar por su cadencia cualquier ataque de asma antes de que éste se desencadenara, gracias a eso me ahorré muchos viajes al hospital. (Hoy es un Walden Runner!!)
Es curioso cómo reconocemos el más mínimo aviso de que algo va mal en nuestros hijos y sin embargo nuestras propias señales las ignoramos.
Confiamos en la tecnología y en los médicos para ese trabajo y nos colocamos unos tapones.
Nos hemos hecho tan insensibles que vivimos sordos a las señales de nuestro cuerpo; tiramos hacia delante llueva o truene y cuando éste protesta no lo entendemos.
Si escucháramos su mensaje diría:
- “ Te avisé mil veces, te dije que no podía más, que pararás y tú dale que dale ni caso, seguías trabajando, protestando, quedándote despierto hasta las mil, haciendo más de lo que podías…. Entonces decidí gritar para que pararás y en vez de eso me tapas la boca con un analgésico; aun así logré sobreponerme y conseguí anular su efecto, grité más fuerte y me das doble ración de calmantes. Lo siento ya me he cansado dejaré que salga el sol por Antequera y que sea lo que Dios quiera, si mutan las células, se mueren o se inflaman yo no soy culpable”.
Ya no somos capaces de oír este mensaje. No detectamos un ataque de ansiedad hasta que no estamos a punto de ahogarnos, ni una situación de estrés hasta que se hace crónica. Incluso las lesiones en el deporte hablan antes de producirse. Hemos desconectado el circuito neuronal que recibe las señales y las envía al cerebro.
Debemos volver a Sentir.
Walden trabaja el centro de activación de los mensajes del cuerpo.
Quitamos las telarañas de nuestros sensores cerebrales y pasamos la mopa por los cristales de nuestra retina interna. Tratamos de recuperar su Sexto Sentido.
¿Cómo lo hacemos?
a) Realizamos un escáner corporal a través del Walden Runfulness:
Recuperamos la localización de los músculos del cuerpo, el sonido de la salud es el silencio. Aprendemos a distinguir su suave nota musical (como hacía yo con la respiración de mi hijo César) antes de que se transforme en un sonido desafinado precursor de una lesión física o psicológica.
b) Perseguimos la armonía interior:
Cerramos los ojos y cosemos desde dentro el movimiento de nuestros músculos con la respiración.
Queremos acunar el descanso de nuestro cuerpo, de modo que nuestro movimiento sea relajado, esto es, que no se transforme en un brusco empujón que les tire de la cama sino en un suave balanceo que les perpetúe en los brazos de Morfeo, en paz.
El Qi Gong nos sirve de herramienta para armonizar en nuestro movimientos el sentimiento, el pensamiento y la acción.
c) Corremos en la baldosa:
Pasamos al movimiento sin distracción. El objetivo es aprender a escuchar a nuestros hijos, - los músculos o los sentimientos- , aunque estemos trajinando por la casa, esto es mientras trotamos.
No son nuestros ojos los que determinan la Postura ni nuestra voluntad, sino nuestras sensaciones.
Chicos, el Walden Running nos ayuda a averiguar qué está ocurriendo dentro.
Si no les preguntamos a nuestros amigos cómo están, ellos no nos lo van a contar. Probad y veréis cómo os lo agradecen.
Preguntadle a vuestras células:
- ¿Estoy triste, me siento cansada, tengo un nudo en la garganta, presión en el corazón o tengo como una bola de fuego en el estómago?
El movimiento nos da el valor, la energía y la resolución necesaria para mejorar nuestra vida.
Ven a Walden
No hay comentarios:
Publicar un comentario