CORRER COMO NIÑOS.
¿ Y porqué no volvemos a correr
como los niños? ¿En qué momento de nuestras vidas perdimos la capacidad de
disfrutar haciendo lo que nos gusta?
Cuando decidimos que dos
constantes dirigieran nuestros actos: “EL RESULTADO” y “EL TIEMPO” y entonces
todo lo que antes era divertido, se
transformó en un ESFUERZO que sólo compensa en la medida en que se alcanza un
resultado en un determinada franja de tiempo.
Los niños corren por correr,
porque es más agradable acudir a una llamada corriendo, porque es fantástico
lanzarse por un camino corriendo, bajar o subir una cuesta corriendo, sin
importarles si con ello quemarán calorías, mejorarán su volumen máximo de oxígeno,
bajarán diez segundos por kilómetro y sin pensar que en 50 minutos tienen que
estar de vuelta. Simplemente el RUNNING es parte del juego y se dejan llevar
con la mejor postura que la naturaleza diseñó para ello.
Nosotros corremos bajo la presión
de los resultados y con el reloj en la
muñeca para no pasarnos o quedarnos cortos; con estos condicionantes es
absolutamente imposible concentrarse en lo que estamos haciendo y tomar
conciencia de lo divertido que es volar, dejarse llevar, alzar los brazos al
viento y mirar al cielo sintiendo que eres parte del paisaje, parte de la
naturaleza, que estás “hecho para correr” (born to run). Hay que soltar el
estrés, desnudarse dejando caer la carga, y una vez libres conseguiremos correr
sin esfuerzo, sincronizando perfectamente nuestro cuerpo con el terreno y como
un milagro esos resultados vendrán por sí solos.
Salgamos a
correr por el bosque, sin tiempo, parémonos cuando veamos algo bonito,
sentémonos a meditar y observar, sigamos corriendo y volvamos a casa únicamente
cuando el bosque ya no tenga más que decirnos
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