viernes, 8 de abril de 2016


CORRER COMO NIÑOS.

¿ Y porqué no volvemos a correr como los niños? ¿En qué momento de nuestras vidas perdimos la capacidad de disfrutar haciendo lo que nos gusta?

Cuando decidimos que dos constantes dirigieran nuestros actos: “EL RESULTADO” y “EL TIEMPO” y entonces todo lo que antes era divertido,  se transformó en un ESFUERZO que sólo compensa en la medida en que se alcanza un resultado en un determinada franja de tiempo.

Los niños corren por correr, porque es más agradable acudir a una llamada corriendo, porque es fantástico lanzarse por un camino corriendo, bajar o subir una cuesta corriendo, sin importarles si con ello quemarán calorías, mejorarán su volumen máximo de oxígeno, bajarán diez segundos por kilómetro y sin pensar que en 50 minutos tienen que estar de vuelta. Simplemente el RUNNING es parte del juego y se dejan llevar con la mejor postura que la naturaleza diseñó para ello.

Nosotros corremos bajo la presión de los resultados  y con el reloj en la muñeca para no pasarnos o quedarnos cortos; con estos condicionantes es absolutamente imposible concentrarse en lo que estamos haciendo y tomar conciencia de lo divertido que es volar, dejarse llevar, alzar los brazos al viento y mirar al cielo sintiendo que eres parte del paisaje, parte de la naturaleza, que estás “hecho para correr” (born to run). Hay que soltar el estrés, desnudarse dejando caer la carga, y una vez libres conseguiremos correr sin esfuerzo, sincronizando perfectamente nuestro cuerpo con el terreno y como un milagro esos resultados vendrán por sí  solos.

            Salgamos a correr por el bosque, sin tiempo, parémonos cuando veamos algo bonito, sentémonos a meditar y observar, sigamos corriendo y volvamos a casa únicamente cuando el bosque ya no tenga más que decirnos

 

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