lunes, 9 de octubre de 2017

¡Las dietas engordan! (.....a largo plazo)



Las dietas engordan, frustran, desesperan, producen ansiedad, desasosiego, depresión, malhumor, enfado y finalmente tristeza. Hacer dieta es llevar una vida triste
Por eso y por otras muchas razones no creo en las dietas.
A nosotros (Raúl y a mi) nunca nos funcionaron.
Me pasé mi adolescencia y parte de mi juventud probando uno tras otro: La dieta de mi vecina, la de una amiga de mi madre, la del médico de mi prima.
           
El proceso siempre era el mismo: a) Elegía un lunes para empezar; b)  El domingo me sentaba resignada en el sofá mientras repasaba entre suspiros la dieta que estuviera de moda en ese momento; c) Me preparaba mentalmente revisando las opciones indicadas para el desayuno, comida o cena; d) Me preguntaba cuanto serían 150 gramos de carne y cuánto tres tazas de pimiento.

La tarde de la víspera me deleitaba tomando todo aquello que no iba a saborear en un largo periodo de tiempo, consiguiendo que me acostara con un dolor de estómago tal que al día siguiente por la mañana lo último que me atraía era la comida basura.
           
Así de emocionantes fueron todos los inicios de mis regímenes.
           
Lamentablemente a los tres o cuatro días mi frenesí solía empezar a tambalearse, salvo cuando la motivación era de tal calibre que me anulaba hasta el alma (como una bonita historia de amor).
           
En caso contrario, mis mañanas delante del café con un biscote de pan integral, un zumo de naranja y una loncha de pavo me dejaban tal ansiedad el resto del día que llegada la noche del sexto día tiraba todo mi esfuerzo por la borda.
 
Tratamos de seguir las dietas de las “celebrities”, modelos y personajes de la tele pero no nos sirven porque ellos tienen una motivación extra que nosotros no tenemos, salvo esa bonita historia de amor que lamentablemente sólo nos cierra la boca durante la primera etapa.
           
Ellos, los famosos, viven de su imagen, si no están delgados y en forma su profesión se acaba.
           
¿Qué modelos imitamos?
Aquellos que son como nosotros, con una vida “vulgar”; los personajes virtuales no son nuestra realidad.
Gente que tenga una vida sencilla, con sus días tristes y tardes bajas; sus momentos de soledad y de desesperación; pero también con noches de fiestas y cenas con amigos; que compartan confesiones delante de dos velas y una copa de vino. 
Sólo ellos entenderán nuestras emociones.
Si yo nunca he fumado, no puedo enseñarle a nadie como dejar de fumar. No sé lo que se siente, no sé lo difícil que es gestionar los momentos de necesidad y de ganas. No sé qué hacer las noches de insomnio ni los trucos mentales que funcionan para engañar a la ansiedad.
¿Cómo puedo ayudar a nadie si no he sufrido su situación? El apoyo emocional para superar una adicción solo lo puede prestar quien la ha superado.
 
Mi historia
Mi aproximación a la comida fue, como contaba al principio, tan solo para averiguar cuántas calorías tenía cada alimento.
El tema de la salud no me preocupaba en absoluto:
           
Los alimentos se dividían en dos clases, los que engordan y los que no.
Así pasaron muchos años, kilos arriba, kilos abajo, dependiendo de la motivación del momento, esto es el estado de enamoramiento o aburrimiento de cada etapa.
           
Por esos motivos me acerqué al mundo del deporte y empecé a frecuentar los gimnasios que me aburrían soberanamente. Hasta que un buen día me presentaron el “running” y me enamoré de él.
           
Nuevamente mi motivación hizo su efecto, adelgacé, pero mis alimentos seguían con la misma clasificación: engordan-no engordan.
           
Pero como el cielo nos manda el sufrimiento para que aprendamos de nuestros errores a tiempo, yo los llamo “avisos”, enfermé y estuve a punto de quedarme compuesta y sin novio, es decir “el running.”
           
Mi catalogación de los alimentos ignoraba mis necesidades nutricionales. Mi más ansiada meta, correr mi primera maratón, tuvo que ser aplazada.
Los médicos me prohibieron incluso volver a correr por culpa de una tremenda anemia cuyo origen trataban de averiguar mediante todo tipo de pruebas. Jamás se les pasó por la imaginación que podía ser algo tan sencillo como un tema nutricional
                      
Cambio de tercio
        
Siempre he pensado que equivocarse a tiempo es fantástico. Mis mejores proyectos han salido de una gran equivocación bien aprendida.
           
Cuando mis hijos me llaman contándome desesperados el desastre que han cometido en su trabajo, les suelo contestar:
-¡Fantástico!!! Cuántos más desastres cometáis ahora mejor; gracias a su moraleja creceréis profesionalmente mucho más rápido.
        
Los pobres me miraban escépticos, pero yo insistía:
-  Los que apenas se equivocan de jóvenes o aquellos a los que la vida les ha puesto todo muy fácil no saben manejarlo y entran en crisis al menor contratiempo.
 
Recuerdo que las preguntas que fallaba en mis exámenes de adolescente no se me volvían a olvidar jamás, sin embargo, las que me salían bien, a la semana o al mes se habían borrado de mi mente.
 
Así que, siguiendo mi filosofía, que como recordaréis se inician de dentro hacia afuera, modifiqué mi aproximación a la comida y su catalogación:
           
Los alimentos ahora se dividen en dos clases, los sanos y los insanos.
                       
El Ordenador Central
           
Nuestro cuerpo es muy sofisticado y eficiente. Es una fábrica con tecnología punta.
Está formado por millones de células, sumergidas en líquidos y dirigidas por un ordenador central. Este envía instrucciones día y noche para que todos nuestros órganos funcionen adecuadamente impulsados por la gasolina que le inyectamos desde el exterior. El alimento es analizado, catalogado, procesado y distribuido entre los obreros junto con las órdenes precisas (hormonas) para su regulación.
           
Si hay exceso de gasolina se acumula para momentos de escasez o se quema.
           
Las matemáticas funcionan así: necesito 5 y tomo, me sobra 1.
           
Habría elegido ciencias y no letras en el colegio si fuera así de fácil. Lamentablemente, en el paquete de las Ciencias, junto con las matemáticas estaba la Física y la Química y con ellas el desastre.

Cogí Latín y Griego para evitarlas pero como todo lo que he tratado de esquivar en la vida, luego me ha llovido por partida doble.
           
El ordenador central está sólo preparado para reconocer-recibir gasolina de determinada calidad. Fue programado hace millones de años con la información sobre la composición Química y Física de la gasolina de entonces.
 Las mejoras en la programación puede que lleguen en dentro de algunos años, pero me temo que “aquí y ahora” no.
           
Si este ordenador recibe gasolina de última generación (comida basura de los siglos XX-XXI), se vuelve loco.   Su inteligencia no sabe en qué categoría clasificarla y ni cómo gestionarla:
-¿Es comida o es un agresor? : enfermedades autoinmunes.
-¿Debo almacenarla o quemarla?: hígado graso, diabetes u obesidad.
-¿Cambio la piel de mis obreros para que no les dañe o les pongo un traje especial hinchable para protegerse? : mutaciones celulares o cáncer e inflamaciones.
-¿Y si cierro esta parte de la fábrica que no se usa y aumento el nivel de producción de la otra para procesar mejor esta gasolina?
-Ni idea, que salga el sol por Antequera.
Algunos tienen muchos soles en su vida y pueden prolongar una situación así durante años, pero yo solo tengo un sol y creo que mis hijos también, por eso preferí no arriesgarme y “cambié de tercio”.
           
El caos
Se produce la catarsis.
Los sistemas hormonales se vuelven locos, falla nuestra química. Tendremos un exceso de mensajes erróneos circulando a través de nuestra sangre, hormonas y sin embargo, otras que si necesitaremos dejarán de ser efectivas, como la insulina. Muchos receptores de mensajes de nuestro ordenador (el de la saciedad o el del placer) se bloquearán y necesitarán que le gritemos muchísimo para oírlos.
La paz y el silencio de mi alma será sustituida por el ruido y desasosiego de esos mensajeros estresados y despistados.
 Descubrir esto hizo que adquiriera otro nivel de conciencia sobre la alimentación.
 
Al mirar los platos no sólo pensaba en mí, sino también en mis hijos:
-¿Soy capaz de darles esto que sé que les va a hacer daño?
-¿Puedo premiarles por haberse portado bien con un puñado de chuches cuyas grasas trans y azúcares van a atacar a su sistema?
Uff el dilema empezaba a ser un tema de conciencia.
 
En cuanto a mis opciones me pasó lo mismo:
-Antes pensaba, bueno esto me engorda, pero no importa, después me paso tres días sin apenas comer y lo rebajo.
-Ahora me planteo, ¿me arriesgo a que por esta vez no pase nada? ¿Confío en que mi cuerpo es muy fuerte y va a saber evitar el caos? Si tengo en cuenta que siempre he sido la más débil de mi casa……. Si asumo que mientras la media del mundo es un 7 yo soy un 3…
Aun así, no soy una talibán, de vez en cuando, miro al cielo, junto las manos, confío en el ingeniero que viene a continuación y me lanzo.  
            No obstante, este nivel de conciencia ha reducido muchísimo esos momentos.
           
El ingeniero informático

El Running tiene un efecto mucho más importante que el de quemar calorías.
Es el ingeniero informático reprogramador que resetea de vez en cuando el ordenador central
           
La buena noticia es que podemos reajustar nuestro sistema de emisión de mensajes a través del movimiento. El efecto que éste provoca en nuestro cuerpo es esperanzador.
           
Por eso además de no creer en los regímenes tampoco creo que sea posible llevar una dieta sana si no se acompaña del movimiento. El running reajusta nuestro centro de placer y de saciedad, controla la emisión de hormonas como la insulina y la leptina, engrasa los motores y vuelve a enseñar a la fábrica a catalogar la gasolina, procesar y distribuir la información.
             
Funciona de la misma manera que la motivación de las “celebrities” porque actúa sobre nuestro cerebro creando nuevas neuronas y si lo unimos con la Meditación como hace el WaldenRunning,además estimula la creación de nuevas conexiones entre ellas.
¿No es esto resetear el ordenador central? ¿ No son las neuronas nuestro centro emisor de señales?
Nuestro caminar hacia la alimentación sana tendrá parte del camino trazado, la ruta neuronal; sólo nos quedará diseñar el color y la textura partiendo de nuestros gustos y necesidades.
 
Compartiendo desde nuestros errores 
La dieta Walden, que no es dieta sino estilo de vida o camino de transformación interior, quiere enseñaros a comer desde nuestra experiencia, partiendo de nuestros errores y aciertos.
           
Porque nosotros sí hemos tenido sobrepeso, sí sabemos lo que se siente y lo difícil que es gestionar los momentos de necesidad y de ganas. Nunca hemos tenido la motivación de los famosos, pero sin embargo hemos sido capaces de gestionar esos días de crisis.
Los hemos superado a través de técnicas mentales que funcionan para engañar a esa ansiedad.
           
Sabemos el apoyo emocional necesario que solo da la experiencia de haber experimentado vuestro sufrimiento.
           
En la dieta Walden “correr, comer, vivir” se encuentran los pasos que hemos seguido y que nos han funcionado. Los hemos divido en pasos escalonados que os llevarán, desde un conocimiento más profundo de la alimentación, a elegir vuestra propia dieta dentro de vuestras preferencias y de vuestro estilo de vida.
         
En las sesiones y talleres compartiremos esas técnicas para calmar y negociar con la mente en cada situación, enseñándoos a mimar a vuestro cuerpo con el mismo cariño e intención que lo hacéis con vuestros hijos o seres queridos.

Mas en www.metodowalden.com

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