martes, 3 de octubre de 2017

Correr, comer, vivir
                     Photo by Curtis MacNewton on Unsplash
Hace un tiempo me mandaron por WhatsApp un video de una chica con bastante sobrepeso que me hizo sonreír. Ésta decía:
"Si somos el 80% agua, entonces...yo no estoy gorda estoy inundada.”
Sonreí mientras lo veía porque en cierto modo tenía algo de razón.

​Una gran parte de nuestro peso son líquidos que nuestro cuerpo ha decidido no eliminar y de otra parte de él es responsable nuestras células que para protegerse de las agresiones a las que les sometemos deciden inflarse como un globo.
            
Muchas veces concentramos nuestro esfuerzo en reducir la cantidad de calorías sin darnos cuenta de que la causa de nuestra hinchazón puede ser quizás aquello que “no elimina nuestro cuerpo” más que aquello que ingerimos.
          
Acto I: Desintoxicación.          
El primer acercamiento que hacemos en la dieta Walden consiste en promover una limpieza de los filtros de nuestra fábrica. Analizamos el coche, revisamos sus piezas, cogemos el filtro del aire acondicionado y lo colocamos debajo de un chorro a presión de agua caliente. Ahora ya está limpito, su motor está preparado para recibir gasolina y caminar.
            
En nuestro cuerpo los filtros son los riñones, el hígado, los pulmones y la piel.

Una taza de agua templada con limón y agua de jengibre por las mañanas antes del desayuno inicia este proceso de lavado. Las infusiones que os iremos recomendando salpicadas con todo tipo de especias completarán el proceso.

Acto II: Sustitución          
El segundo paso consiste en traer la dieta a tu vida no tu vida a la dieta, (encajar el running en tu vida, no tu vida en el running)
            
Hacemos unos pequeños cambios en tus alimentos dentro de aquellos con lo que disfrutas comiendo. Sustituimos unos alimentos proinflamatorios (“inundan”) por otros casi con el mismo sabor pero sin este efecto.
            
Eliminamos de la despensa los blancos (arroz, harina, pasta, azúcar) y los reemplazamos en la estantería por los integrales.

Acto III: Construcción
            La dieta deber fluir desde dentro como el running. Sin forzarlo sin presionarlo.
Se inicia transformando el interior.
            Primero reestructuro mi alma, el mundo de mis deseos; después diseño la dieta.
            La realidad se crea dos veces, primero en nuestro interior y luego se proyecta hacia el exterior.
Empezamos la casa por los cimientos, no por el tejado. Los cimientos están en nuestros centros de satisfacción, aquellos lugares del hipotálamo que coordinan nuestra conducta y reciben las señales de placer.
 Vamos a ir  alterando la percepción de los mensajes hormonales.
            ¿Qué inspira mi alma? La pasión, -los sentimientos.
            ¿Y la razón? Esta es la que utiliza la fuerza de voluntad para ejecutar sus propósitos.
Muchas personas a las que admiro la tienen en grado sumo. Yo, como os he confesado muchas veces, soy débil y pequeña. Mi fuerza de voluntad sólo me acompaña una temporada. Pasada ésta, mi alma vuelve a anhelar el consuelo o la alegría que produce la pasión y mi fuerza de voluntad se descarga de energía
            En la batalla entre la razón y la pasión ganará la más fuerte.
Aquellos que son cómo yo, acabarán abandonando las dietas razonablemente saludables y reenganchándose a la alimentación que les desfoga en sus momentos de emoción (ansiedad, estrés, felicidad, desesperación, soledad…)

            
Acto IV: Desarrollo            
Llega el momento de implantar diapositivas motivacionales en nuestro subconsciente.
Las cinco disciplinas que conforman el WaldenRunning nos sirven para ello:

-La respiración a través del control consciente nos lleva a otro nivel de percepción mientras comemos que nos permite ver la comida desde otro plano.
-La meditación o mindfulness nos enseñan una forma nueva de sentir y observar nuestros alimentos, capaz de detectar texturas y sabores diferentes.
-La armonía persigue la paz, el bienestar. Este estado sólo llega cuando hemos sido capaces de asociar cada alimento con su sensación de bienestar o “toxicidad”.
-La técnica aprendemos a combinar los tres macronutrientes (hidratos-grasas y proteínas) de forma que sus calorías rindan adecuadamente en cada momento del día y no produzcan los picos de glucosa que tanto le gustan a nuestra insulina.
-Las visualizaciones, trabajamos la sugestión y proyectamos imágenes de recetas “sanas” y bonitas que nos motiven para transformar mi alimento de forma duradera., así como otras de los efectos devastadores que producen los terroristas nutricionales a los que abrimos la puerta tan a menudo.

Acto V: Implementación
Hemos creado las ganas de “comer bien”.
Ya podemos diseñar los ladrillos, su proyección exterior, que conformarán nuestra estructura.
Sugerimos desayunos, comidas, meriendas y cenas ricas y sanos.
Las decoramos o salteamos con minúsculos guerrilleros, es decir las vitaminas y minerales. Queremos que nos aporten munición extra para combatir los continuos asaltos que sufre nuestra casa: vamos a transformarla en una fortaleza.
Abusaremos de las hierbas y las especias, para que a través de sus micronutrientes   construyan cada día nuevas células “Natural Killers”.

Acto VI: El Mago de Oz            
Ya estamos listos, nuestra ruta neuronal (hábito) empieza a funcionar. El sendero de la dieta Walden ya tiene entrada e incluso arado el kilómetro Uno.
Ahora nos toca despejar el terreno para trazar un camino hacia el cielo de una sola dirección. Ya no hay vuelta atrás.
Como somos débiles (humanos) necesitamos a alguien que nos estimule día a día. Alguien que coja el pico y la pala por nosotros en nuestros momentos bajos, que quite las malas hierbas del camino y allane el asfalto para que no nos tambaleemos cuando el yo del pasado nos acose.
Muchos son los kilómetros y baja nuestra autoestima.
Yo sola no puedo, de nuevo necesito mi magia. Mi Mago de Oz.
El es mi “WaldenRunning”
Me aplaude, me anima, me ilumina y recarga de gasolina y de “ganas”.
            Mi running y mi nutrición se retroalimentan. La comida sana potencia mi Running y la tóxica lo “lastra”, me ata al sofá. Si no me muevo mi cerebro me pide comida basura; si me muevo me suplica y me grita rabiosamente “come sano por favor, lo necesito” (la pasión)

          
 Último Acto: El supervisor.            
Hay que dejar rastro de nuestros pasos, de nuestros tropiezos y de nuestros saltos cuánticos.
Tenemos que crear un supervisor magnánimo que refuerce nuestros logros y observe con cariño (sin juzgar) nuestros tropiezos.

Será el responsable de nuestra autoestima.
            
Creamos una agenda y rellenamos día a día sus renglones volcando sinceramente en ella nuestros pasos, los buenos, los regulares y los torcidos.
Sus líneas serán a la vez nuestro Pepito Grillo y nuestra bola mágica.
Sus palabras nos animarán en los momentos bajos.

            
Ahora ya nos podemos poner a andar, bueno a trotar, sabiendo que el camino es largo pero seguro.
            
Aquellos que, como Raúl y yo, creáis que los sueños se pueden cumplir pero, también como nosotros, necesitéis ayuda para conseguirlos, os ofrecemos esta dieta de la mano del WaldenRunning

Compartiremos con vosotros en nuestros talleres y sesiones grupales los “tips” y recetas que conforman la filosofía de la Dieta Walden.

Pilar Amian
Metodo Walden
Lead Trainer
Fundadora y Creadora
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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