miércoles, 23 de marzo de 2016


ZONA DE CONFORT

“Nunca miro atrás porque si lo hago me tambaleo, la fuerza y la energía están siempre delante…”

Está de moda hablar de esta “zona” como de un lugar del que hay que salir, que hay que abandonar, ¿ pero es realmente ese el proceso? ¿Es a través de esa continúa lucha entre nuestra mente y nuestro cuerpo donde se encuentra la satisfacción y la felicidad? Tarde o temprano “el metabolismo” ganará a la voluntad y buscará esa zona de confort . Siento transmitiros que es batalla perdida.

La ZONA DE CONFORT  es aquél lugar donde habita la paz.
Yo abogo por no abandonar la zona de confort, sino tratar de desplazarla, esto es extender sus fronteras.
Nos enseñan que esta zona es el lugar donde me siento bien, estoy cómodo y vivo en paz. Esto es un tremendo error.
Nuestra rutina o nuestra pasividad no nos proporcionan confort  sino pesadumbre,  desesperación, ansiedad e insatisfacción. ¿Podemos realmente afirmar que en un lugar así nos sentimos en paz?
Todo aquello que no se renueva se enrarece porque el ser humano debe fluir con un río, si pones diques a sus aguas, éstas se contaminarán, se llenarán de deshechos y en este ambiente tóxico, enfermaremos.
El confort está en el cambio, en el movimiento, en la acción, en avanzar; es ahí y sólo en ese espacio donde se siente el placer, la satisfacción y la paz. Ese estado si lo podemos calificar de confort. 
        ¿Cómo entramos en un espacio que abandonamos al crecer?
Una buena herramienta para ello es el "running"
 El movimiento nos desengrasa las piezas oxidadas, tanto en la mente como en el cuerpo, para que podamos  recuperar nuestra paz. Nuestros músculos y nuestras neuronas se empezarán a desperezar.
Al empezar a caminar (sin mirar atrás), la sangre recorre nuestras venas llegando hasta el último rincón de nuestro cuerpo y transportando el oxígeno o la salvia que renueva nuestro viejo cuerpo decadente. Limpiará los tóxicos que ha depositado en él la contaminación, el ruido, el ambiente y los problemas; en fin, el pasado.

Sólo a través del movimiento podemos crecer, desde la certeza de que así llegaremos a la verdadera zona de confort, ese lugar donde hay una fusión entre la paz espiritual y la satisfacción corporal.    

¿ Zona de confort, porque salir de la zona de confort, porque no trasladarla a aquellas actividades que aunque nos cueste esfuerzo iniciarlas nos traen la auténtica paz ?

Ayer comentábamos tras nuestra sesión de Walden Running con uno de nuestros walden runners porqué este proyecto tiene resultados más efectivos, en cuanto a la transformación interior, que los cursos teóricos de coaching.
Nosotros empezamos por el práctica, ellos por la teoría.
Tras un taller maravilloso donde nos relatan las posibilidades de nuestra mente y de nuestra proyección personal simplemente modificando nuestra actitud ante la vida, llegamos a casa y pensamos: ¿Cómo empiezo a aplicar esto? ¿Qué ejercicios hago? Sigo sus instrucciones cuidadosamente varios días pero la pereza y la rutina al final me arrastran y se me olvidan mis buenos propósitos.
Nosotros, lo hacemos al revés.
Primero les enseñamos a combatir la pereza a través del movimiento y mientras avanzan, sin apenas ser conscientes, va surgiendo la transformación emocional. Aplicando con el Walden Runnning el mindfulness, la meditación, la respiración y la imaginación al running conseguimos este efecto.
Mientras las neuronas y los músculos se ejercitan ocupamos su mente en esas disciplinas modo que la construcción física del sendero de su transformación interior queda fijada con cemento para el resto de sus vidas.

Próximos talleres:
18 noviembre a las 9:30: Iniciación Walden Running
25 noviembre a las 9:30: Walden Walking, nutrición y sesión de autohipnosis.

 

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