Make your Run a “Jaw-Dropping Moment”
Tres caídas
de mandíbula al respirar marcarán la diferencia .
¿Por qué
somos tan discretos respirando al correr? Nadie nos mira, no hay necesidad de
guardar el decoro. ¿Y si lo hacen qué importa? ¿Qué prima en ese momento la
elegancia o la eficiencia?
Hace muchos años,
vivía en Washington D.C. e hicimos un viaje familiar por la Costa Este. En una
de las etapas, sonó la alarma de incendios a las 3 de la madrugada en el hotel
donde nos hospedábamos. Al instante todos los huéspedes del hotel se plantaron
en la calle con sus pijamas, calzoncillos o lo que llevaran. Yo, la cursi, tardé
15 minutos en llegar, en ese momento ni muerta hubiera bajado con mi camisón
cortito totalmente desaliñada. ¡¡Menos mal que fue falsa alarma!!
Hoy, gracias
a Dios, he madurado.
¿Qué quiero,
eficiencia?
Tres
bostezos al inspirar.
Tres generosas
caídas de mandíbula.
El aire
entrara con la misma presión con la que las máquinas sopla-hojas limpian las
calles de Madrid.
¿Por qué
bostezamos?
El cuerpo instintivamente provoca las 3 caídas
de mandíbula para recargarse del máximo oxígeno y espabilarse. ¿Si la naturaleza lo ha previsto así, por qué
no imitarla cuando deseamos el mismo resultado?
Abre la boca como un pelícano, coloca el tubo sopla hojas
directamente la garganta y enciende tres veces la máquina.
El Walden
Running es Runfulness:
Just Run
Here Now and forget about everything
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