martes, 27 de noviembre de 2018


Make your Run a  “Jaw-Dropping Moment”



Tres caídas de mandíbula al respirar marcarán la diferencia .

 

¿Por qué somos tan discretos respirando al correr? Nadie nos mira, no hay necesidad de guardar el decoro. ¿Y si lo hacen qué importa? ¿Qué prima en ese momento la elegancia o la eficiencia?

 

Hace muchos años, vivía en Washington D.C. e hicimos un viaje familiar por la Costa Este. En una de las etapas, sonó la alarma de incendios a las 3 de la madrugada en el hotel donde nos hospedábamos. Al instante todos los huéspedes del hotel se plantaron en la calle con sus pijamas, calzoncillos o lo que llevaran. Yo, la cursi, tardé 15 minutos en llegar, en ese momento ni muerta hubiera bajado con mi camisón cortito totalmente desaliñada. ¡¡Menos mal que fue falsa alarma!!

Hoy, gracias a Dios, he madurado.

¿Qué quiero, eficiencia?

Tres bostezos al inspirar.

Tres generosas caídas de mandíbula.

El aire entrara con la misma presión con la que las máquinas sopla-hojas limpian las calles de Madrid.

¿Por qué bostezamos?

 El cuerpo instintivamente provoca las 3 caídas de mandíbula para recargarse del máximo oxígeno y espabilarse.  ¿Si la naturaleza lo ha previsto así, por qué no imitarla cuando deseamos el mismo resultado?

Abre la boca como un pelícano, coloca el tubo sopla hojas directamente la garganta y enciende tres veces la máquina.

El Walden Running es Runfulness:

Just Run Here Now  and forget about everything

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