martes, 3 de enero de 2017

LA CHIMENEA.
          Mirando las ascuas de mi chimenea estas navidades, viendo como el fuego se iba consumiendo poco a poco a pesar de tener todavía varios troncos, me sentí totalmente identificada con ella. 
         Había que avivarla, ese fuego tenía que durar hasta el ocaso. Tenía sufiente madera para arder varias horas más pero sin embargo se estaba apagando.....
         Cogí mi fuelle y le dí AIRE al fuego para que RESPIRARA. Misteriosamente, como por obra de magia, volvieron a prender los troncos con más fuerza incluso que antes.
Así discurre nuestro RUNNING.
        El misterio es ese, cuando empezamos a desfallecer, a creer que no podemos producir más energía, debemos proyectar la imagen de nuestra chimenea consumiéndose.
       Tenemos en nuestro cuerpo suficiente madera (glucosa, grasa, proteinas) como para correr hasta la última milla, para avanzar sin cansarnos como Forrest Gump.
      El problema es que la fatiga viene porque hemos ahogado el fuego, no le hemos aplicado el fuelle cargado de oxígeno, necesita aire.
     Retomamos nuestra respiración, nos concentramos en contar nuestras inhalaciones y exhalaciones.   Las llevamos a cuatro para llenarnos al máximo y poco a poco las llamas vuelven a surgir (los troncos volvieron a prender) como por obra de MAGIA.
1-2-3-4. (cojo aire)... asciendo, 1-2-3-4 (lo expulso) avanzo...
         USA EL FUELLE Y ACABA CON LA FATIGA

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