LA RESPIRACIÓN.
Desde
hace cientos de años la respiración ha sido utilizada en oriente como medio de prevenir
y tratar enfermedades. El control consciente de la entrada y salida de aire en
nuestros pulmones, de su ritmo, de su cadencia o la visualización de su
recorrido y de su color provoca una
serie de cambios físicos y químicos
en nuestro organismo.
En
Occidente ya existen desde hace varios años unidades de la respiración en
muchos de sus hospitales.
¿Qué efectos
tiene la respiración?
a)
FÍSICOS:
-
Centrándonos en la respiración, en contar las
inhalaciones y exhalaciones, practicamos el mindfulness (atención plena) de modo que poco a poco nuestra
capacidad de concentración y de eliminar los pensamientos negativos aumenta. En
la mente solo cabe un pensamiento, si introducimos el control de la
respiración, eliminamos el resto.
-
Al aumentar nuestra capacidad de concentración,
aumentamos nuestra capacidad de
aprendizaje, y como consecuencia de esto, crece nuestro HIPOCAMPO (centro de aprendizaje, de
registro de nuevas experiencias y del estado de ánimo de la alegría), se
producen y regeneran sus neuronas.
-
A través de la visualización del oxígeno entrando por
nuestra nariz de un color u otro podemos intervenir en el proceso de curación y
mitigación de nuestros males físicos y anímicos:
El color
rojo o rosado calma la sensación de tristeza y actúa sobre el corazón y el
intestino delgado.
El
color azul mitiga el miedo y actúa
sobre el riñón y la vejiga
El
color verde aplaca la ira y actúa
sobre el hígado y la vesícula biliar
El
color amarillo ayuda con las
obsesiones y actúa sobre el bazo y el estómago.
Y
el color blanco quita la melancolía y actúa sobre el pulmón y el intestino
grueso.
Los
colores actúan sobre el lado derecho de nuestro cerebro que es el encargado de
gestionar las emociones y los estados de ánimo.
b)
QUIMICOS:
-
Reduce el estrés
y la ansiedad: Durante este estado la sangre se alcaliniza y se rompe el
equilibro ácido base. El cuerpo para compensar produce ácido láctico, y éste
produce más ansiedad. Ejercitando la respiración lenta se reduce la producción
de este ácido y se reduce la ansiedad.
-
Al aumentar el tamaño del hipocampo, como se dijo
arriba, aumenta la capacidad de introducir
humor en nuestras vidas.
-
Ante una situación desconocida o de incertidumbre se
activan nuestras amígdalas (centro de la ira y del miedo), antes incluso de que
nuestros ojos perciban lo que está ocurriendo. Hay una comunicación directa
entre el medio externo y éstos órganos que inmediatamente mandan mensajeros a
las glándulas suprarrenales para que empiecen a producir noradrenalina,
adrenalina y cortisol. Nuestro cuerpo se pone en funcionamiento y empieza a
reaccionar provocando comportamientos de los muchas veces nos arrepentimos y
que después ni entendemos como pudieron ocurrir. Por otro lado un exceso de
cortisol en sangre sube la tensión arterial, la presión sanguínea, facilita el
depósito de colesterol y asesina las neuronas del hipocampo, reduciendo su
tamaño y por lo tanto facilitando la entrada en estados de depresión.
Controlando la respiración reducimos el nivel de cortisol por un lado
y damos tiempo a nuestro neocortex (mente pensante) a reconocer la amenaza,
calibrarla y elegir la reacción.
¿Y en el
running ?
Comprendiendo los efectos de la respiración en nuestro organismo, sería
absurdo no trasladar esta magnífica arma a nuestro deporte para potenciar su
rendimiento y transformar la carrera en un arte.
Vamos a desglosar los seis pasos
a seguir aprovechar estos conocimientos:
1º.-
Respirar por la nariz y por la boca.
Es importante que entre la máxima cantidad de oxígeno en el cuerpo para que
nuestros centros de producción de energía tengan todo el combustible posible
que pueda aportar el cuerpo.
2º.- Frecuencia de la respiración. Debe
cogerse aire en pequeños golpes intermitentes de tres o de cuatro. Así
controlamos mentalmente el aire que entra, aumentamos su volumen y lo empujamos
hacia el abdomen. Reducimos la producción de ácido láctico y controlamos la
producción de cortisol. Bajamos la ansiedad y el estrés producido por la
incertidumbre del movimiento.
3º.-
Respiración abdominal. Visualizamos
una vasija invertida. La base de la vasija estará colocada entre nuestras
costillas y el cuello en el abdomen. Cogemos aire en tres o cuatro golpes desde
el abdomen y lo introducimos en el cuello de la vasija hasta que la llenamos y
luego lo expulsamos.
4º.-
Armonía. Cada golpe de respiración
al inhalar y al exhalar tiene que estar sincronizado con un paso y con un giro
de cadera. Coge aire muevo pie derecho y adelanto la cadera izquierda,
siguiente “coup” de respiración, muevo
pie izquierdo y adelanto la cadera derecha….. Es un baile.
5º.-
El mindfulness. Transformo un
proceso inconsciente e involuntario (la respiración) en un proceso consciente.
Mi mente está inmersa en contar y dirigir este proceso de modo que no puede
distraerse con la maraña de pensamientos negativos que me invaden durante todo
el día.
Es una forma de meditación activa que contribuye a que poco a poco se transforme mi
cerebro, se creen nuevas neuronas y nuevas sinapsis entre ellas. Esto produce
la relajación de todos los músculos de
mi cuerpo y la reducción del ácido láctico y aumento mi eficiencia energética.
6º.- Las visualizaciones.
Ya
hemos visto que nuestra mente no distingue entre la realidad y la ficción. Una
película de miedo envía señales de
estrés a las amígdalas que desencadenan la cascada de hormonas del
estrés.
Con
las visualizaciones de los colores que antes hemos referido contribuimos,
eligiendo el color que más necesitemos en cada día de nuestra salida, a
potenciar y multiplicar nuestra energía.
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