Las Tres Reglas del #Runfulness (o del Mus)
No seas Ingenuo tu Mente te engaña siempre
“Llevo varios años corriendo, incluso
he hecho varias medias, pero no disfruto, sufro, corro porque luego me
encuentro genial, pero esa sensación la tengo sólo cuando termino, jamás
durante mi running.”
Salimos a correr con la idea fija en
la cabeza de que el premio está al final, cuando termine la partida, condenando
desde el principio el desarrollo del running.
Cosechamos una serie de creencias aprendidas
de nuestro entorno sin cuestionar:
“correr es de cobardes”, “no es sano para las articulaciones” “ “es un deporte
para sufridores”…..
Por ello, trotamos mirando el reloj y
contando los minutos que nos faltan para alcanzar nuestra recompensa.
¿Sabes jugar al Mus? Te engañan
siempre.
¿Disfrutaríais de una partida de mus
si estuvierais inquietos porque tenéis una cita importante al terminar la
partida? Vuestra mente estaría impaciente planeando el acontecimiento inmediato
y no cataríais ni un solo garbanzo en toda la jugada.
Aprendí a jugar al mus con 16 años,
no porque me atrajeran las cartas sino porque descubrí que a los chicos les
fascinaba. Me dije: “-Pilar, si te haces buena en ello, todos querrán ser tu pareja”
😉 .
Conseguí hacerme una experta farolera
lo que no me sirvió para mi propósito inicial porque los chicos, en cuanto les
ganaba, se sentían humillados y me esquivaban. ;-(
No obstante, como cuando se cierra
una puerta, siempre se abre otra, me
sirvió para aprender las
Tres Reglas:
1º.- Las cartas no importan, sólo ayudan.
a) Un buen jugador gana con un
perete. Las cartas son para jugar sean cuales sean.
b) Tu condición física no importa, sólo
ayuda sin garantizar nada. Nuestra naturaleza está diseñada para correr sea
cual sea nuestra estructura.
2º.- Te mienten siempre.
a) Te engañan, quieren que pierdas.
Ignora sus mensajes .
b) Tu Mente te engaña, quiere que pares.
Ignora sus mensajes.
3º. Engáñales tú también.
a) Usa señales corporales y verbales para
confundirlos.
b) Usa señales corporales para hacer creer a tu
cuerpo que lo puedes todo (yérguete y sonríe); proyecta con tu imaginación escenarios para despistar a la mente
haciéndolo creer que estás en el paraíso.
La mente no es tan lista como tus contrincantes
de Mus, le cuesta horrores diferenciar la realidad de la ficción. Aprovecha esa
ventaja y miéntele como un bellaco.
Es la biología de la Creencia ( -Bruce
Lipton) gana sólo quien sabe combatir el humo de la mentira con la magia de su
imaginación no el mejor dotado por la naturaleza.
¿Te echo un cable?
Dibújale tu movimiento como algo
natural, fácil y ligero. Fusiónate con la imagen de una gacela, de un tigre o
de un león; aprovecha el viento como si fueras una cometa; sube las cuestas
como si un helicóptero te elevara desde un arnés; desciende como si fueras un
águila planeando; llanea como si levitaras montado platillo volador.
Proyecta delante de ti a cualquier
figura que te anime, vitoree, empuje o acompañe.
Quizás así ya no quieras que llegue
el final.